lunes, 20 de junio de 2011

La princesa de la biblioteca.

Cuentan que cuentan que había una vez una princesa que vivía en el estante de una vieja biblioteca. Su casa, era un cuento de hadas que casi nadie leía que estaba entre un diccionario y un libro de poesía. Solamente algunos chicos acariciaban sus páginas y visitaban a veces su palacio de palabras. Desde la torre más alta suspiraba la princesa lágrimas de tinta negra que deletreaban su tristeza. Y es que ella estaba aburrida de vivir la misma historia que de tanto repetir se sabía de memoria. La bruja que la hechizaba por envidiar su belleza y el príncipe rescatándola y casándose con ella. Cuentan que cuentan que un día, justo en el último estante, alguien encontró otro libro que no había visto antes. Al abrir con suavidad sus hojas amarillentas salió un capitán pirata que estaba en esa novela. Asomada entre las páginas la princesa lo miraba y él dibujó una sonrisa solo para saludarla y tarareó la canción que el mar le canta a la Luna y le regaló un collar hecho de algas y espuma. Sentado, sobre un renglón, el pirata la esperaba en una esquina del capítulo catorce. Ella subía en silencio una escalera de sílabas para encontrar al pirata en la última repisa. Y se quedaban muy juntos hasta que salía el sol, oyendo el murmullo tibio del mar en un caracol. Cuentan que cuentan que en mayo, los dos se fueron un día y dejaron en sus libros varias páginas vacias. Muchos otros personajes ofendidos protestaban: '' las princesas de los cuentos no se van con los piratas'' pero ellos ya estaban lejos, muy lejos, en alta mar y escribían otra historia conjugando el verbo amar.
El pirata y la princesa, aferrada al brazo de él, navegan por siete mares en un barco de papel.

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